lunes, diciembre 04, 2006
Comunicación y poder
Una vez oí a Jean-Marie Colombani (el director del periódico francés "Le Monde") algo que me hizo pensar mucho: que hoy en día "todos los poderes se entienden a si mismos en términos de comunicación". O, dicho de otro modo: la comunicación ya no es un medio para alcanzar el poder, sino que es el poder mismo. Las luchas simbólicas no son la fachada de algo más, son las únicas luchas por el poder.
Esta visión, un tanto radical, puede que sea la clave para entender los acontencimientos de estos últimos días. Porque de eso, de una lucha por los simbolos, es de lo que se trataba. ¿Que pretendía el PRD con su espectáculo en el congreso? ¿Qué sentido tiene mantener tanta tensión para, finalmente, permitir la ceremonia? ¿Debe entenderse el hecho de que la ceremonia finalmente tuviera lugar como una derrota del PRD, tal como han querido hacerlo ver desde el PAN?
Yo creo que no. Yo creo que nunca hubo una intención real de impedir la ceremonia (cosa que, por otro lado, hubiera tenido unas consecuencias reales bastante limitadas) sino de impedir que se diera una imagen de normalidad. El PRD trata de asentar su mensaje de "excepcionalidad", de situación límite, de conflicto irresuelto, y en ese sentido todo el lamentable espectáculo de los últimos días era bastente efectivo. Por su lado, el PAN leyó bien la situación y ha hecho todo lo posible por dar el mensaje contrario. Por ejemplo, con la insistencia de los medios en que el traspaso de poderes "de verdad" se realizaba en la ceremonia de Los Pinos la noche anterior, o con la estrategia de no aceptar un cambio de sede. O, sobre todo, con el discurso de Felipe Calderon en el Auditorio: "si se pudo, y si se puede".
¿Qué pretende el PRD con esos mensajes, qué estrategia hay por detrás, que es lo que "de verdad" quieren conseguir? Pues, enlazando con lo que decía en el primer párrafo, la respuesta es: nada. Se intenta lanzar el mensaje de excepcionalidad y "fallo del sistema" para que exista esa excepcionalidad. Si ese mensaje llega, si la gente se lo cree, pasa a ser verdad (este es el sentido último de entender el poder como comunicación: uno tiene tanto poder como capacidad tenga de hacer creer a los demás lo que desee) Si, por el contrario, el mensaje que llega es el de "todo normal, todo bien", el sistema si que funciona y "si se puede", como dijo Calderón.
Ahora bien, analizando esto "en términos de comunicación", la acción del PRD fue bastante poco limpia. Cuando uno lanza un mensaje y no puede controlar a quien va a llegar, como en este caso, hay que tener mucho cuidado. Porque, por ejemplo, este mensaje llegó a los inversores extranjeros, que pueden creerselo y tomar la decisión de no invertir en México. O llegó a los partidos de izquierda europeos, que valoran fuertemente la estabilidad institucional y la responsabilidad política y, por lo tanto, prefieren no alinearse con esos mensajes de "fallo del sistema" (y así, de golpe, perdió el PRD muchísimos apoyos que le podrían haber ayudado a conseguir esa "legitimidad" que tanto necesita). O llegó al PRI, que vio que con el PRD no va a poder conseguir nada, y si mucho con el PAN, y actuó en consecuencia.
Sin embargo, el mensaje del PAN era mucho más adecuado para audiencias más amplias, y consiguió trasmitirlo de manera bastante eficiente (con un manejo mucho más "fino" de los símbolos, frente al "trazo grueso" de los mensajes PRDistas), por lo que, en definitiva, creo que si puede decirse que el saldo de esta batalla es favorable al PAN.
Esta visión, un tanto radical, puede que sea la clave para entender los acontencimientos de estos últimos días. Porque de eso, de una lucha por los simbolos, es de lo que se trataba. ¿Que pretendía el PRD con su espectáculo en el congreso? ¿Qué sentido tiene mantener tanta tensión para, finalmente, permitir la ceremonia? ¿Debe entenderse el hecho de que la ceremonia finalmente tuviera lugar como una derrota del PRD, tal como han querido hacerlo ver desde el PAN?
Yo creo que no. Yo creo que nunca hubo una intención real de impedir la ceremonia (cosa que, por otro lado, hubiera tenido unas consecuencias reales bastante limitadas) sino de impedir que se diera una imagen de normalidad. El PRD trata de asentar su mensaje de "excepcionalidad", de situación límite, de conflicto irresuelto, y en ese sentido todo el lamentable espectáculo de los últimos días era bastente efectivo. Por su lado, el PAN leyó bien la situación y ha hecho todo lo posible por dar el mensaje contrario. Por ejemplo, con la insistencia de los medios en que el traspaso de poderes "de verdad" se realizaba en la ceremonia de Los Pinos la noche anterior, o con la estrategia de no aceptar un cambio de sede. O, sobre todo, con el discurso de Felipe Calderon en el Auditorio: "si se pudo, y si se puede".
¿Qué pretende el PRD con esos mensajes, qué estrategia hay por detrás, que es lo que "de verdad" quieren conseguir? Pues, enlazando con lo que decía en el primer párrafo, la respuesta es: nada. Se intenta lanzar el mensaje de excepcionalidad y "fallo del sistema" para que exista esa excepcionalidad. Si ese mensaje llega, si la gente se lo cree, pasa a ser verdad (este es el sentido último de entender el poder como comunicación: uno tiene tanto poder como capacidad tenga de hacer creer a los demás lo que desee) Si, por el contrario, el mensaje que llega es el de "todo normal, todo bien", el sistema si que funciona y "si se puede", como dijo Calderón.
Ahora bien, analizando esto "en términos de comunicación", la acción del PRD fue bastante poco limpia. Cuando uno lanza un mensaje y no puede controlar a quien va a llegar, como en este caso, hay que tener mucho cuidado. Porque, por ejemplo, este mensaje llegó a los inversores extranjeros, que pueden creerselo y tomar la decisión de no invertir en México. O llegó a los partidos de izquierda europeos, que valoran fuertemente la estabilidad institucional y la responsabilidad política y, por lo tanto, prefieren no alinearse con esos mensajes de "fallo del sistema" (y así, de golpe, perdió el PRD muchísimos apoyos que le podrían haber ayudado a conseguir esa "legitimidad" que tanto necesita). O llegó al PRI, que vio que con el PRD no va a poder conseguir nada, y si mucho con el PAN, y actuó en consecuencia.
Sin embargo, el mensaje del PAN era mucho más adecuado para audiencias más amplias, y consiguió trasmitirlo de manera bastante eficiente (con un manejo mucho más "fino" de los símbolos, frente al "trazo grueso" de los mensajes PRDistas), por lo que, en definitiva, creo que si puede decirse que el saldo de esta batalla es favorable al PAN.
domingo, noviembre 26, 2006
Ley de Sociedades de Convivencia
Mucho se ha hablado ya de la Ley de Sociedades de Convivencia que se ha aprobado en el D.F. Desde luego, yo tengo mi propia opinión al respecto: creo que es una iniciativa muy poco ambiciosa y hecha de la manera incorrecta: en vez de simplificar la ley para hacer más claros y más universales los derechos (tal como se ha hecho en España, por ejemplo), se diseña una nueva institución y se hace una ley compleja y enrevesada, que creará numerosos problemas administrativos y cuyo efecto real dependerá mucho de la interpretación que hagan los jueces (y de las carencias del sistema judicial mexicano ya hablaremos otro día...)
Si alguno está interesado en el tema, el próximo martes 29 de noviembre, a eso de las 21:40, estaré como invitado en el programa "Reyes, Reinas y Reinonas", que se puede oir en www.radionocturna.com. Aunque normalmente este programa, conducido por Marcela Cruz, trata temas de sexualidad alternativa, este martes se hablará de las distintas iniciatiavas legales que afectan a aquellas personas con estilos de vida menos usuales.
Si alguno está interesado en el tema, el próximo martes 29 de noviembre, a eso de las 21:40, estaré como invitado en el programa "Reyes, Reinas y Reinonas", que se puede oir en www.radionocturna.com. Aunque normalmente este programa, conducido por Marcela Cruz, trata temas de sexualidad alternativa, este martes se hablará de las distintas iniciatiavas legales que afectan a aquellas personas con estilos de vida menos usuales.
jueves, noviembre 23, 2006
"Cleavages" mexicanos
Si, como decíamos en la entrada anterior, el sistema de partidos de una democracia tiende a representar fielmente cuales son los principales "cleavages" de la sociedad, también puede hacerse el razonamiento contrario, y intentar identificar esos "cleavages" a partir del sistema de partidos.
Según esto, ¿qué justifica la existencia de tres grandes partidos en México? Para que existan tres partidos, al menos deben existir dos grandes "cleavages" (ya que cada "cleavage" divide a la sociedad en dos partes, como mucho).
El primer "cleavage" es obvio, y es común a muchas sociedades. Se trata de la división entre privilegiados y no privilegiados, o lo que es lo mismo, entre quienes están interesados en mantener el "statu quo" y quienes desean cambiarlo. Puede verse también como división entre conservadores y progresistas, o entre derecha e izquierda, aunque estos últimos términos en ocasiones sean bastante engañosos (existen "izquierdas" muy conservadores, como podrían ser los sindicatos de clase, igual que existen "derechas" muy progresistas, como serían los partidos ultraliberales centroeuropeos). Muchas cuestiones políticas se polarizan alrededor de este cleavage ("los cleavages tienden a alinearse" sería un principio fundamental del "cleavage dynamics"), tales como la confesionalidad o laicismo del estado, las cuestiones de derechos civiles, las cuestiones fiscales, etc.
Este "cleavage" separa claramente al PAN del PRD o de Alternativa, mientras que otros partidos, especialmente el PRI, no son fácilmente encajables en este esquema. Debe existir, por lo tanto, otro gran "cleavage" que lo explique.
Ese "cleavage" adicional es, por supuesto, la relación con el pasado político mexicano. Las convicciones democráticas y el estado de derecho frente a la resignación con el sistema político basado en la simulación y los intereses particulares. La responsabilidad política frente al populismo. O, dicho en términos quizá excesivos pero muy gráficos, el futuro frente al pasado. Nuevamente, muchas cuestiones se polarizan respecto a este cleavage, como son las reformas políticas y administrativas o el funcionamiento de los monopolios estatales.
Este cleavage separa al PRI de otros partidos como el PAN o Alternativa, y en este caso quien queda poco definido es el PRD.
Y aquí surge la reflexión interesante. Si, como decimos, la tendencia natural de los "cleavages" es a alinearse, ¿cómo se alinearán en México los cleavages "conservador/progresista" y "demócrata/no demócrata"? ¿La evolución será a "conservador y demócrata/progresista y no demócrata" o a "conservador y no demócrata/progresista y demócrata"? ¿O quizá nunca se alineen los cleavages y simplemente uno de ellos, el segundo, acabe desapareciendo? La respuesta no es sencilla, y de ella depende el panorama político de las próximas décadas. Lamentablemente los últimos acontecimientos políticos van claramente en la dirección de alinear "progresista" con "no demócrata" (tal como comentaba en el post sobre el simulacro de juramento de AMLO), lo que al final se traducirá en un plus de legitimidad muy grande para el PAN, y en que quien quiera votar "modernización política" no tenga más remedio que votar "conservadurismo".
Según esto, ¿qué justifica la existencia de tres grandes partidos en México? Para que existan tres partidos, al menos deben existir dos grandes "cleavages" (ya que cada "cleavage" divide a la sociedad en dos partes, como mucho).
El primer "cleavage" es obvio, y es común a muchas sociedades. Se trata de la división entre privilegiados y no privilegiados, o lo que es lo mismo, entre quienes están interesados en mantener el "statu quo" y quienes desean cambiarlo. Puede verse también como división entre conservadores y progresistas, o entre derecha e izquierda, aunque estos últimos términos en ocasiones sean bastante engañosos (existen "izquierdas" muy conservadores, como podrían ser los sindicatos de clase, igual que existen "derechas" muy progresistas, como serían los partidos ultraliberales centroeuropeos). Muchas cuestiones políticas se polarizan alrededor de este cleavage ("los cleavages tienden a alinearse" sería un principio fundamental del "cleavage dynamics"), tales como la confesionalidad o laicismo del estado, las cuestiones de derechos civiles, las cuestiones fiscales, etc.
Este "cleavage" separa claramente al PAN del PRD o de Alternativa, mientras que otros partidos, especialmente el PRI, no son fácilmente encajables en este esquema. Debe existir, por lo tanto, otro gran "cleavage" que lo explique.
Ese "cleavage" adicional es, por supuesto, la relación con el pasado político mexicano. Las convicciones democráticas y el estado de derecho frente a la resignación con el sistema político basado en la simulación y los intereses particulares. La responsabilidad política frente al populismo. O, dicho en términos quizá excesivos pero muy gráficos, el futuro frente al pasado. Nuevamente, muchas cuestiones se polarizan respecto a este cleavage, como son las reformas políticas y administrativas o el funcionamiento de los monopolios estatales.
Este cleavage separa al PRI de otros partidos como el PAN o Alternativa, y en este caso quien queda poco definido es el PRD.
Y aquí surge la reflexión interesante. Si, como decimos, la tendencia natural de los "cleavages" es a alinearse, ¿cómo se alinearán en México los cleavages "conservador/progresista" y "demócrata/no demócrata"? ¿La evolución será a "conservador y demócrata/progresista y no demócrata" o a "conservador y no demócrata/progresista y demócrata"? ¿O quizá nunca se alineen los cleavages y simplemente uno de ellos, el segundo, acabe desapareciendo? La respuesta no es sencilla, y de ella depende el panorama político de las próximas décadas. Lamentablemente los últimos acontecimientos políticos van claramente en la dirección de alinear "progresista" con "no demócrata" (tal como comentaba en el post sobre el simulacro de juramento de AMLO), lo que al final se traducirá en un plus de legitimidad muy grande para el PAN, y en que quien quiera votar "modernización política" no tenga más remedio que votar "conservadurismo".
"Cleavage dynamics"
Un concepto importante en ciencia política es el de "cleavage" (dífícil de traducir, por cierto; podría usarse "brecha" o "fractura", pero ninguno de esos términos es común en los escritos en castellano y por eso uso el término original en inglés, más usual). Podría definirse "cleavage" como un asunto político que divide a una sociedad en grupos de intereses contrapuestos, tal como los "cleavage" izquierda/derecha, campo/ciudad, centro/periferia, progreso/tradición, etc. Generalmente, en una sociedad hay varios "cleavages", pero solo uno o dos definen la escena política, y en democracia el sistema de partidos suele ser un reflejo fiel de esa situación.
Por ejemplo, en España el gran "cleavage" tradicional es entre izquierda/derecha (herencia, aunque muy modificada, de los bandos de la guerra civil, que a su vez puede retrotraerse a la situación política del siglo XIX español), que se refleja en los dos grandes partidos nacionales, y adicionalmente existe en algunas regiones un "cleavage" identitario (español/catalán, español/vasco) que se refleja en la existencia de fuertes partidos nacionalistas.
El concepto de "cleavage" tiene una gran capacidad descriptiva y explicativa, por lo que resulta muy útil en ciencia política. Los "cleavages" evolucionan muy lentamente (al ritmo que evolucionan las sociedades, que es mucho más lento del ritmo al que evolucionan las situaciones políticas), pero a pesar de ello, o precisamente por ello, tiene un gran interés estudiar esa evolución. De hecho, una de las herramientas más poderosas para comprender las evoluciones políticas a largo plazo es precisamente el estudio de esa evolución, lo que se conoce en ciencia política como "cleavage dynamics".
Toda esta introducción teórica tiene por objeto, simplemente, aclarar la reflexión siguiente sobre los "cleavages" principales de la sociedad mexicana y su posible evolución, pero eso será objeto de una nueva entrada en este blog, para que no sea excesivamente larga.
Por ejemplo, en España el gran "cleavage" tradicional es entre izquierda/derecha (herencia, aunque muy modificada, de los bandos de la guerra civil, que a su vez puede retrotraerse a la situación política del siglo XIX español), que se refleja en los dos grandes partidos nacionales, y adicionalmente existe en algunas regiones un "cleavage" identitario (español/catalán, español/vasco) que se refleja en la existencia de fuertes partidos nacionalistas.
El concepto de "cleavage" tiene una gran capacidad descriptiva y explicativa, por lo que resulta muy útil en ciencia política. Los "cleavages" evolucionan muy lentamente (al ritmo que evolucionan las sociedades, que es mucho más lento del ritmo al que evolucionan las situaciones políticas), pero a pesar de ello, o precisamente por ello, tiene un gran interés estudiar esa evolución. De hecho, una de las herramientas más poderosas para comprender las evoluciones políticas a largo plazo es precisamente el estudio de esa evolución, lo que se conoce en ciencia política como "cleavage dynamics".
Toda esta introducción teórica tiene por objeto, simplemente, aclarar la reflexión siguiente sobre los "cleavages" principales de la sociedad mexicana y su posible evolución, pero eso será objeto de una nueva entrada en este blog, para que no sea excesivamente larga.
La simulación en política y la credibilidad de las instituciones
En un post anterior hablaba de la democracia como "un sistema para desalojar gobernantes del poder de manera pacífica", basado en la elección mayoritaria como fuente de una legitimidad muy grande para el nuevo gobernante. Casi proféticamente, decía que "es muy complicado para un candidato que no ha obtenido la mayoria proclamarse a si mismo como gobernador legítimo" (perdón por la autocita)
Precisamente ese término, "legítimo", ha utilizado AMLO en su simulacro de toma de posesión como presidente. Y no es casual, por supuesto, porque eso es lo que evidentemente no tiene: legitimidad (como dice el refrán: dime de qué presumes, y te diré de qué careces).
¿Cómo es posible que alguien se autoproclame presidente y "no pase nada"? Pues, precisamente, por la falta de credibilidad de las instituciones en México, producto de una tradición de "política simulada". Durante setenta años se han celebrado "elecciones" que no eran sino puros simulacros de elecciones, durante años han exisitido supuestas garantías legales que no eran tales, supuestos servidores públicos que no servían a otros intereses que los suyos o los de quien allí los puso, etc. etc. La credibilidad de las instituciones es un requisito para que exista una democracia real, pero en lugar de colaborar en ello, con su simulacro de juramento AMLO no ha hecho sino apoyarse en la larga tradición de "política simulada" mexicana y utilizarla para su provecho.
En la principal disyuntiva política mexicana actual, entre democracia y oligocracia, entre progreso y estancamiento, entre futuro y pasado, AMLO ha tomado una postura clara y definitiva. Lamentablemente.
Precisamente ese término, "legítimo", ha utilizado AMLO en su simulacro de toma de posesión como presidente. Y no es casual, por supuesto, porque eso es lo que evidentemente no tiene: legitimidad (como dice el refrán: dime de qué presumes, y te diré de qué careces).
¿Cómo es posible que alguien se autoproclame presidente y "no pase nada"? Pues, precisamente, por la falta de credibilidad de las instituciones en México, producto de una tradición de "política simulada". Durante setenta años se han celebrado "elecciones" que no eran sino puros simulacros de elecciones, durante años han exisitido supuestas garantías legales que no eran tales, supuestos servidores públicos que no servían a otros intereses que los suyos o los de quien allí los puso, etc. etc. La credibilidad de las instituciones es un requisito para que exista una democracia real, pero en lugar de colaborar en ello, con su simulacro de juramento AMLO no ha hecho sino apoyarse en la larga tradición de "política simulada" mexicana y utilizarla para su provecho.
En la principal disyuntiva política mexicana actual, entre democracia y oligocracia, entre progreso y estancamiento, entre futuro y pasado, AMLO ha tomado una postura clara y definitiva. Lamentablemente.
De vuelta
Razones personales me han mantenido apartado de mi afición (porque no es otra cosa) de escribir comentarios políticos sobre México como si tal cosa. Afortunadamente (para mí, por supuesto) estoy de vuelta y con intención de retomar este blog.
Evidentemente, no queda mucho que comentar sobre la campaña a la presidencia, que era la razón inicial de este blog, pero no por eso la política mexicana deja de tener cuestiones interesantes que analizar. Más bien al contrario: los acontecimientos se han desarrollado de tal forma que la situación actual es complicada, confusa e inestable, y en momentos así es cuando más interés puede tener la reflexión política.
Evidentemente, no queda mucho que comentar sobre la campaña a la presidencia, que era la razón inicial de este blog, pero no por eso la política mexicana deja de tener cuestiones interesantes que analizar. Más bien al contrario: los acontecimientos se han desarrollado de tal forma que la situación actual es complicada, confusa e inestable, y en momentos así es cuando más interés puede tener la reflexión política.
viernes, junio 30, 2006
Lo útil es votar por convicción
Estamos a dos días de las elecciones. De unas elecciones cruciales para el futuro de México, por muchas cosas. Y las encuestas parecen indicar dos cosas: que el resultado de las elecciones es incierto (lo cual es bueno), y que se espera que la participación sea baja (lo cual es malo).
En este escenario, el fenómeno del voto útil puede tener un impacto especialmente significativo. Por eso, durante los últimos días de campaña, se ha hablado tanto del mismo por unos y por otros. Calderón se ha desmarcado del estilo inicial de su campaña, mucho más limpio y constructivo, y, malaconsejado, ha gastado sus últimos cartuchos en decir que si gana AMLO te van a quitar la tele y el microondas (el último spot televisivo del PAN). López Obrador, por su parte, se defiende de las acusaciones y invita a votar masivamente, confiado en que las encuestas le dan una ligera ventaja ("necesitamos ganar con amplio margen, con una buena ventaja, para que no nos regateen nuestro triunfo" dijo en el cierre de campaña en el Zócalo). Madrazo insiste en que el PRI puede dar la sorpresa, que hay mucho voto no decidido, que tiene sus propias encuestas. Patricia hace un llamamiento en contra del voto útil y en favor de del voto por convicción, y a Campa literalmente se lo lleva el viento (http://www.eluniversal.com.mx/notas/358380.html)
Como vemos, no es solo que definen sus estrategias de campaña en función de las encuestas y las expectativas electorales, sino que no tienen ningún reparo en trasladar esos razonamientos a los potenciales electores ("votame para que no gane AMLO", "votame para que no nos quedemos cortos por exceso de triunfalismo", "votame porque aún es posible que ganemos"). Llama la atención que ninguno de los mensajes de los tres candidatos "mayoritarios" pide el voto poniendo como argumento los méritos propios.
Ante todo esto, no cabe más que hacer un llamamiento al voto masivo y responsable. Que vote todo el mundo, y que lo haga basandose en cual considera que es el mejor candidato, y obviando todo lo demás. Más que nunca, hoy hay que decir: "que gane el mejor".
En este escenario, el fenómeno del voto útil puede tener un impacto especialmente significativo. Por eso, durante los últimos días de campaña, se ha hablado tanto del mismo por unos y por otros. Calderón se ha desmarcado del estilo inicial de su campaña, mucho más limpio y constructivo, y, malaconsejado, ha gastado sus últimos cartuchos en decir que si gana AMLO te van a quitar la tele y el microondas (el último spot televisivo del PAN). López Obrador, por su parte, se defiende de las acusaciones y invita a votar masivamente, confiado en que las encuestas le dan una ligera ventaja ("necesitamos ganar con amplio margen, con una buena ventaja, para que no nos regateen nuestro triunfo" dijo en el cierre de campaña en el Zócalo). Madrazo insiste en que el PRI puede dar la sorpresa, que hay mucho voto no decidido, que tiene sus propias encuestas. Patricia hace un llamamiento en contra del voto útil y en favor de del voto por convicción, y a Campa literalmente se lo lleva el viento (http://www.eluniversal.com.mx/notas/358380.html)
Como vemos, no es solo que definen sus estrategias de campaña en función de las encuestas y las expectativas electorales, sino que no tienen ningún reparo en trasladar esos razonamientos a los potenciales electores ("votame para que no gane AMLO", "votame para que no nos quedemos cortos por exceso de triunfalismo", "votame porque aún es posible que ganemos"). Llama la atención que ninguno de los mensajes de los tres candidatos "mayoritarios" pide el voto poniendo como argumento los méritos propios.
Ante todo esto, no cabe más que hacer un llamamiento al voto masivo y responsable. Que vote todo el mundo, y que lo haga basandose en cual considera que es el mejor candidato, y obviando todo lo demás. Más que nunca, hoy hay que decir: "que gane el mejor".
martes, junio 20, 2006
La cultura política
Es un tópico, al hablar de México, decir que falta "cultura política". Esa afirmación, que es más o menos cierta, no puede entenderse en toda su profundidad sin comprender un concepto complejo, el de cultura política.
Cuando se habla de cultura política, no se está hablando de si se sabe más o menos acerca de la política, sino más bien de qué cuestiones políticas interesan y cuales no, cuales son los sobrentendidos y cuales son los valores comunes. Como siempre, los conceptos complejos se entienden mejor con un ejemplo, así que vamos a ello.
Un concepto de economía política sencillo y muy importante es el de "responsabilidad fiscal". Quiere decir simplemente que un gobierno no debe gastarse más de lo que ingresa a través de los impuestos (al menos de media a lo largo del ciclo económico) . Si lo hace, genera déficit público, lo que lleva a subidas de tipos de interés, inflación, devaluación de la moneda, etc. No es una cuestión ideológica o sobre la que se pueda discutir: gastar más de lo que se ingresa es malo para la economía y no es sostenible a largo plazo. Esta idea de "responsabilidad fiscal" puede ser parte de la cultura política de un pais, o puede no serlo.
Un pais en cuya cultura política no está la idea de "responsabilidad fiscal" es Argentina, o al menos lo era. Durante mucho años, sus políticos gastaron significativamente más de lo que ingresaban, llevando a cabo una política populista que generaba en los argentinos una ilusión de riqueza y bienestar que eran falsos. Simplemente, el pais se estaba gastando lo que no tenía, igual una familia que pidiera créditos y más créditos para comprar casas, autos lujosos y demás (aunque en lo que se gastaban más dinero no era en bienes materiales, sino en algo tan extraño como mantener artificialmente el tipo de cambio con el dolar, pero el efecto de "apariencia de riqueza" es el mismo). Las consecuencias de esa política son bien conocidas, por supuesto.
Lo interesante del caso de Argentina es que sus políticos no ignoraran lo que estaba pasando, ni mucho menos (las voces de alarma surgieron muchísimo antes del "default" de la deuda y la posterior devaluación), sino que simplemente era algo que a la "gente corriente" no le importaba. El hecho de que un gobierno no estaba siendo fiscalmente responsable no era un argumento electoral válido, de manera que si durante la época de Raul Alfonsín la política económica fue irresponsable, durante la de Menem fue mucho peor. No estaba entre las preferencias de la gente elegir un gobierno que cuidara de nivelar ingresos y gastos, de modo que el más irresponsable, el que estaba dispuesto a gastar a manos llenas, parecía que fuera el mejor candidato o gobernante. El hecho de que la responsabilidad fiscal no estuviera en la cultura política de Argentina, tuvo mucho que ver con su desastre económico. Y no se puede decir que en Argentina haya poca cultura política (de hecho, la política interesa mucho a los argentinos, que debaten acaloradamente al respecto), sino simplemente que la cultura política que hay no es (o no era) la adecuada.
Con este ejemplo (un poco extremo, por supuesto) quiero incidir sobre el hecho de que aunque "cultura política" es un concepto bastante abstracto, sus efectos sobre la vida de un pais pueden ser directos y muy importantes. Pues bien: el voto útil, si bien es algo novedoso en la cultura política mexicana (su primera aparición importante fue en las elecciones de 2000: muchísimos votos a Fox estuvieron condicionados por la expectativa de que no volviera a salir el PRI), se está asentando rápidamente como una idea muy extendida. Hoy mismo veía, por ejemplo, uno de los últimos spots televisivos del PAN que decía "Únete a la mayoría". Un llamamiento al voto útil en estado puro.
Una elección reñida, con un porcentaje importante de votos para los candidatos que no ganen, y que esos votos tengan consecuencias directas o indirectas (como las que ya se han comentado aquí, o a través de la composición del parlamento o de muchas otras formas) es lo mejor que le podría pasa a México para que en su naciente cultura política no tuviera cabida la idea de el voto útil.
Cuando se habla de cultura política, no se está hablando de si se sabe más o menos acerca de la política, sino más bien de qué cuestiones políticas interesan y cuales no, cuales son los sobrentendidos y cuales son los valores comunes. Como siempre, los conceptos complejos se entienden mejor con un ejemplo, así que vamos a ello.
Un concepto de economía política sencillo y muy importante es el de "responsabilidad fiscal". Quiere decir simplemente que un gobierno no debe gastarse más de lo que ingresa a través de los impuestos (al menos de media a lo largo del ciclo económico) . Si lo hace, genera déficit público, lo que lleva a subidas de tipos de interés, inflación, devaluación de la moneda, etc. No es una cuestión ideológica o sobre la que se pueda discutir: gastar más de lo que se ingresa es malo para la economía y no es sostenible a largo plazo. Esta idea de "responsabilidad fiscal" puede ser parte de la cultura política de un pais, o puede no serlo.
Un pais en cuya cultura política no está la idea de "responsabilidad fiscal" es Argentina, o al menos lo era. Durante mucho años, sus políticos gastaron significativamente más de lo que ingresaban, llevando a cabo una política populista que generaba en los argentinos una ilusión de riqueza y bienestar que eran falsos. Simplemente, el pais se estaba gastando lo que no tenía, igual una familia que pidiera créditos y más créditos para comprar casas, autos lujosos y demás (aunque en lo que se gastaban más dinero no era en bienes materiales, sino en algo tan extraño como mantener artificialmente el tipo de cambio con el dolar, pero el efecto de "apariencia de riqueza" es el mismo). Las consecuencias de esa política son bien conocidas, por supuesto.
Lo interesante del caso de Argentina es que sus políticos no ignoraran lo que estaba pasando, ni mucho menos (las voces de alarma surgieron muchísimo antes del "default" de la deuda y la posterior devaluación), sino que simplemente era algo que a la "gente corriente" no le importaba. El hecho de que un gobierno no estaba siendo fiscalmente responsable no era un argumento electoral válido, de manera que si durante la época de Raul Alfonsín la política económica fue irresponsable, durante la de Menem fue mucho peor. No estaba entre las preferencias de la gente elegir un gobierno que cuidara de nivelar ingresos y gastos, de modo que el más irresponsable, el que estaba dispuesto a gastar a manos llenas, parecía que fuera el mejor candidato o gobernante. El hecho de que la responsabilidad fiscal no estuviera en la cultura política de Argentina, tuvo mucho que ver con su desastre económico. Y no se puede decir que en Argentina haya poca cultura política (de hecho, la política interesa mucho a los argentinos, que debaten acaloradamente al respecto), sino simplemente que la cultura política que hay no es (o no era) la adecuada.
Con este ejemplo (un poco extremo, por supuesto) quiero incidir sobre el hecho de que aunque "cultura política" es un concepto bastante abstracto, sus efectos sobre la vida de un pais pueden ser directos y muy importantes. Pues bien: el voto útil, si bien es algo novedoso en la cultura política mexicana (su primera aparición importante fue en las elecciones de 2000: muchísimos votos a Fox estuvieron condicionados por la expectativa de que no volviera a salir el PRI), se está asentando rápidamente como una idea muy extendida. Hoy mismo veía, por ejemplo, uno de los últimos spots televisivos del PAN que decía "Únete a la mayoría". Un llamamiento al voto útil en estado puro.
Una elección reñida, con un porcentaje importante de votos para los candidatos que no ganen, y que esos votos tengan consecuencias directas o indirectas (como las que ya se han comentado aquí, o a través de la composición del parlamento o de muchas otras formas) es lo mejor que le podría pasa a México para que en su naciente cultura política no tuviera cabida la idea de el voto útil.
lunes, junio 19, 2006
El voto útil y la reforma de las instituciones
Enlazando con el tema del anterior post, es claro que México necesita una reforma de muchas de sus instituciones políticas, y que el próximo mandato presidencial va a ser crítico en esa reforma.
En alguno de sus últimos discursos, Patricia ha explicado las líneas generales de las reformas que ella propone, con unas directrices de profundización en la democracia efectiva y simplificación del sistema. Otros candidatos también han tratado el tema, si bien no le han dedicado demasiado tiempo ya que es un asunto difícil de explicar y con poca "rentabilidad electoral". Es una cuestión compleja, que no es posible tratar aquí con detalle, pero diré que, personalmente, las propuestas que más me gustan a este respecto son las de Patricia, seguidas por las de Calderón, que si bien tiene un programa conservador en lo social que no comparto, si puede decirse que de los tres candidatos mayoritarios es quien mayor "cultura democrática" tiene. AMLO parece más preocupado por hacer propuestas demagógicas y populistas que por la política con mayúsculas, y Madrazo poco tiene que aportar en este asunto, ya que pertecene precisamente a la institución política más representativa y culpable de la falta de democracia real en México (el PRI, por supuesto)
¿Qué tiene todo esto que ver con "el voto útil", o con la defensa de la opción de votar por candidatos a priori minoritarios? Mucho, en realidad. En la reforma de las instituciones políticas, y en la evolución histórica de los sistemas políticos en general, tiene tanta o más importancia la legitimidad con que cuentan las reformas que el poder desde el que se llevan a cabo. Por poner un ejemplo concreto: una reforma del sistema electoral que beneficiara a los partidos mayoritarios sería mucho mejor recibida y aceptada si la sociedad aprecia que existe previamente un bipartidismo "de facto". Si, por el contrario, la sociedad aprecia que existe una diversidad de opciones, que son muchos los partidos con una representación significativa, "empujará" hacia reformas que den cabida a esa diversidad (fortaleciendo el parlamentarismo, creando una cultura política en la que los pactos entre partidos se vean como responsabilidad política y no como oportunismo ventajista, yendo hacia una elección a dos vueltas o abandonando la elección directa del presidente y dejándola en manos del parlamento, etc.)
Es otra más de las razones para decir no al voto útil. El resultado de las elecciones debe representar fielmente la diversidad de la sociedad mexicana, para que sea tenida en cuenta en la evolución política de México. Aún cuando ese resultado diverso y complejo se traduzca, por culpa del sistema electoral, en un "ganador" y muchos "perdedores". Precisamente para que eso no siga siendo así.
En alguno de sus últimos discursos, Patricia ha explicado las líneas generales de las reformas que ella propone, con unas directrices de profundización en la democracia efectiva y simplificación del sistema. Otros candidatos también han tratado el tema, si bien no le han dedicado demasiado tiempo ya que es un asunto difícil de explicar y con poca "rentabilidad electoral". Es una cuestión compleja, que no es posible tratar aquí con detalle, pero diré que, personalmente, las propuestas que más me gustan a este respecto son las de Patricia, seguidas por las de Calderón, que si bien tiene un programa conservador en lo social que no comparto, si puede decirse que de los tres candidatos mayoritarios es quien mayor "cultura democrática" tiene. AMLO parece más preocupado por hacer propuestas demagógicas y populistas que por la política con mayúsculas, y Madrazo poco tiene que aportar en este asunto, ya que pertecene precisamente a la institución política más representativa y culpable de la falta de democracia real en México (el PRI, por supuesto)
¿Qué tiene todo esto que ver con "el voto útil", o con la defensa de la opción de votar por candidatos a priori minoritarios? Mucho, en realidad. En la reforma de las instituciones políticas, y en la evolución histórica de los sistemas políticos en general, tiene tanta o más importancia la legitimidad con que cuentan las reformas que el poder desde el que se llevan a cabo. Por poner un ejemplo concreto: una reforma del sistema electoral que beneficiara a los partidos mayoritarios sería mucho mejor recibida y aceptada si la sociedad aprecia que existe previamente un bipartidismo "de facto". Si, por el contrario, la sociedad aprecia que existe una diversidad de opciones, que son muchos los partidos con una representación significativa, "empujará" hacia reformas que den cabida a esa diversidad (fortaleciendo el parlamentarismo, creando una cultura política en la que los pactos entre partidos se vean como responsabilidad política y no como oportunismo ventajista, yendo hacia una elección a dos vueltas o abandonando la elección directa del presidente y dejándola en manos del parlamento, etc.)
Es otra más de las razones para decir no al voto útil. El resultado de las elecciones debe representar fielmente la diversidad de la sociedad mexicana, para que sea tenida en cuenta en la evolución política de México. Aún cuando ese resultado diverso y complejo se traduzca, por culpa del sistema electoral, en un "ganador" y muchos "perdedores". Precisamente para que eso no siga siendo así.
domingo, junio 18, 2006
La hora de la verdad
En el post anterior explicaba cómo la democracia puede considerarse como un sistema para desalojar gobernantes del poder de manera pacífica. En este sentido, muchos consideran las elecciones de 2000 como el comienzo real de la democracia en México y como las elecciones más importantes en su historia. Evidentemente, no se trata de un hecho aislado, y habría que remontarse al menos a la reforma electoral de 1989-90, y a las sucesivas modificaciones, para entender cómo México, de manera sorprendente (y meritoria) se ha tranformado pacíficamente de una "dictadura perfecta" que dijera Vargas Llosa, a una democracia consolidada.
Sin embargo, este proceso complejo y largo de transformación de la vida política mexicana no puede darse por concluido, ni mucho menos. Queda muchísimo por avanzar en cuestiones tan importantes como el estado de derecho, la cultura política o la reforma de las instituciones. Y de esto último precisamente trata este post.
Las instutuciones que definen el sistema político mexicano tienen, en muchos casos, su origen en una situación muy distinta de la actual, a la que no se ajustan correctamente. Además, muchas tienen un déficit de legitimidad por el mal uso que se ha hecho de ellas (hay instituciones políticas poco "ajustadas" pero con una legitimidad muy grande, sobre todo en la tradición política anglosajona, que sirven muy eficazmente a sus propósitos: lamentablemente no es el caso en México). Por poner ejemplos concretos: la elección del presidente por un plazo tan largo como seis años, y sin posibilidad de reelección, se traduce en un poder muy grande unido a una baja responsabilidad, ya que no tiene que responder por sus actos en una siguiente elección, y el nuevo candidato de su partido puede desligarse de la acción de su predecesor. Esas "manos libres para ejercer el poder" que tiene el gobernante, puede que tuvieran sentido hace ochenta años, pero no ahora, con la complejidad y con el ritmo de la vida económica y política. Otro ejemplo: pese a ser un estado federal, existe muy poca cultura de descentralización del poder hacia las entidades federativas, que acaban cumpliendo labores más administrativas que políticas. Esto se traduce en que un pais tan grande y diverso como México se gobierna de manera muy centralizada, con evidente perjucio para los estados "lejanos".
Dicho de otra forma: hay pendiente una gran reforma de las instituciones políticas. Y cómo y cuando se haga esa reforma va a depender, en gran medida, de los resultados de estas elecciones (no solo de quien resulte ganador, sino del todos los resultados, y de la composición del parlamento)
Sin embargo, este proceso complejo y largo de transformación de la vida política mexicana no puede darse por concluido, ni mucho menos. Queda muchísimo por avanzar en cuestiones tan importantes como el estado de derecho, la cultura política o la reforma de las instituciones. Y de esto último precisamente trata este post.
Las instutuciones que definen el sistema político mexicano tienen, en muchos casos, su origen en una situación muy distinta de la actual, a la que no se ajustan correctamente. Además, muchas tienen un déficit de legitimidad por el mal uso que se ha hecho de ellas (hay instituciones políticas poco "ajustadas" pero con una legitimidad muy grande, sobre todo en la tradición política anglosajona, que sirven muy eficazmente a sus propósitos: lamentablemente no es el caso en México). Por poner ejemplos concretos: la elección del presidente por un plazo tan largo como seis años, y sin posibilidad de reelección, se traduce en un poder muy grande unido a una baja responsabilidad, ya que no tiene que responder por sus actos en una siguiente elección, y el nuevo candidato de su partido puede desligarse de la acción de su predecesor. Esas "manos libres para ejercer el poder" que tiene el gobernante, puede que tuvieran sentido hace ochenta años, pero no ahora, con la complejidad y con el ritmo de la vida económica y política. Otro ejemplo: pese a ser un estado federal, existe muy poca cultura de descentralización del poder hacia las entidades federativas, que acaban cumpliendo labores más administrativas que políticas. Esto se traduce en que un pais tan grande y diverso como México se gobierna de manera muy centralizada, con evidente perjucio para los estados "lejanos".
Dicho de otra forma: hay pendiente una gran reforma de las instituciones políticas. Y cómo y cuando se haga esa reforma va a depender, en gran medida, de los resultados de estas elecciones (no solo de quien resulte ganador, sino del todos los resultados, y de la composición del parlamento)